La actividad en su conjunto resulto por demás enriquecedora ya que me llevó ubicar la trascendencia de una adecuada búsqueda de información en Internet.
Hoy por hoy, me queda claro que navegar en Internet para buscar textos que enriquezcan nuestro quehacer académico no es cosa de lanzarse como el Borras, como señalara acertadamente el Dr. Manuel Gándara durante la tele sesión de este lunes 3 de agosto. Realizar una tarea de este tipo en nuestro ámbito es una labor que requiere de planeación, tiempo, criterios de selección y de aplicar elementos de pensamiento crítico.
Cuando trabajamos en equipo, si bien analizamos cuál de las definiciones que cada integrante llevaba era la más completa, no nos detuvimos a pensar en las los cuatro grupos de texto y las capacidades atribuidas a cada uno. El hacerlo, hubiera enriquecido las definiciones y la posterior tarea de búsqueda de información.
Después, al realizar el trabajo individual, intenté poner en práctica una de las principales sugerencias de Monereo y Agusti: Delimitar mi objeto de búsqueda. La indicación de la tarea era buscar un escrito de cada tipo de texto relacionado con el tema del agua. Partir de ello, sin delimitar implicaba sumergirme en un laberinto sin fin, así que partí del hecho de preguntarme ¿Qué tipo de información me interesaba obtener acerca del agua?, producto de la situación actual y cercana a mi vida cotidiana, no dude en emprender la búsqueda en torno a la contaminación y la escasez del agua. Ahora sí, pensé, la cosa sería más fácil, pronto descubriría la utilidad de seguir otra vital sugerencia para mi incursión internauta: la delimitación de las palabras clave para la búsqueda. Al inicio, ingresé al buscador frases, más que palabras, lo cual literalmente “disparaba” los resultados, el panorama cambió al delimitar. Un tercer bache amenazaba con cruzarse en mi camino: la selección del texto adecuado para mis fines investigativos. Menos mal que Monereo y Agusti, me habían proporcionado otra herramienta vital para salir airosa de la aventura: atender la calidad del contenido y su fiabilidad.
Reitero que el tiempo dedicado también es elemento clave, ya que una cosa es definir la estrategia y otra realizarla sin el tiempo que cada texto requiere para su revisión y así decidir si nos aporta o no algo a nuestra investigación. En mi caso, el dejar para el final de mi búsqueda al texto científico constituyó un error, toda vez que este tipo de texto, por su especificidad, conviene buscarlo al inicio y dedicarle un buen tiempo a su lectura y búsqueda de apoyos que nos orienten en su comprensión. Yo dejé al último su búsqueda, sin pensar que me iba a resultar como intentar encontrar la aguja en el pajar y una vez encontrado, con el tiempo encima, no me detuve a desmenuzar si estaba relacionado con mi propósito, total, cumple con los requisitos de ser un texto científico que habla sobre el agua. Pero ahora que escribo esta reflexión, me siento que en con ese texto terminé aventándome como el Borras, y me quedo pensando que la visión netamente científica en torno al problema de la contaminación y escasez del agua, hubiese proporcionado importantes elementos.
En fin, me quedo con el valioso aprendizaje y espero no volver a tropezar con la misma piedra cuando me aventure en una nueva búsqueda de información en Internet.
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